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Cada día son más los puertorriqueños y puertorriqueñas, históricamente electores del Partido Popular y del Partido Nuevo Progresista, que manifiestan su indignación con el gobierno de turno, el que sea. Se cuestionan si su voto fue eficaz y si verdaderamente ganaron, al ver cómo aquellos a quienes respaldaron, una vez en el poder, quebrantan sus promesas.
Tras 48 años de gobiernos del PPD y el PNP, ¿quién ha ganado? Difícilmente se pueda creer o decir que han sido los cientos de miles de buenos puertorriqueños y puertorriqueñas que han votado por estos dos partidos. Y mucho menos el resto del pueblo –hombres, mujeres, ancianos, niños, trabajadores, familias, retirados, empresarios, estudiantes- que ven los problemas del país agravarse día a día: la marginación y la dependencia de nuestros pobres una realidad aplastante en aumento; un sistema contributivo que estrangula a los pobres y trabajadores, mientras privilegia con exenciones al gran capital extranjero; las escuelas y el sistema universitario público de mal en peor; el crimen y la drogadicción campeando por sus respetos; la salud pública convertida en fuente de lucro corrupto; las corporaciones públicas quebradas por la politiquería y convertidas en agencias para timar a los clientes; la juventud desempleada y sin futuro; decenas de miles de familias condenadas al destierro de la emigración; una crisis económica y fiscal sin herramientas para enfrentarla por las imitaciones que nos impone el régimen colonial.
Cada día son más los electores que han votado popular y penepé los que toman conciencia de que su voto simplemente ha servido para ascender al poder a una camarilla rojiazul, que creen en las mismas cosas, responden a los mismos intereses y se deben los mismos inversionistas políticos que les sufragan sus millonarias campañas. A estas alturas todos saben que la buena fe que puedan tener los que aspiran a la gobernación por esos dos partidos de nada ha servido ni servirá para cambiar el rumbo o la manera de actuar o pensar de los que controlan y tienen el poder en esas maquinarias. Esos cientos de miles de electores que hoy reflexionan sobre el valor de su voto ya comprenden mejor la realidad de que poca o ninguna diferencia hace que gane uno o el otro. Votando por el PPD o el PNP como quiera pierden. Saben que el inepto y corrupto bipartidismo PPD/PNP es el principal obstáculo al progreso y bienestar de Puerto Rico.
Desde hace muchos años, el Partido Independentista Puertorriqueño ha venido denunciando estas realidades y ha sido constante en sus esfuerzos por desenmascarar el fracaso de las políticas económicas y sociales de los gobiernos del PPD y PNP, que lejos de servir al bien común, han sido instrumentos corruptos en el defalque del erario. Por siete décadas hemos hecho las denuncias y advertencias correspondientes, y ofrecido las propuestas y soluciones necesarias. Además, hemos sido consecuentes en plantear la urgencia de superar el fraude del Estados Libre Asociado colonial para obtener los poderes y herramientas necesarias que nos permitan hacer frente a los retos del presente y del futuro.
El PIP también ha cumplido con una profunda responsabilidad cívica y moral al ofrecerle al país por siete décadas lo mejor de su talento. Hoy, lidera nuestra papeleta, como candidata a la gobernación, la senadora María de Lourdes Santiago. Su historial y trayectoria política y legislativa la hacen merecedora del voto de todos los puertorriqueños y puertorriqueñas. Mujer honesta, capaz, sensible, firme, vertical, trabajadora, de altos principios éticos, defensora incondicional de los más débiles y vulnerables, luchadora inquebrantable de nuestra independencia.
María de Lourdes se ha lanzado a buscar el voto de todos los independentistas mediante el diálogo respetuoso y sincero, consignando las diferencias y enfatizando que no ha habido un momento más propicio para el adelanto de nuestro ideal y el fortalecimiento de nuestra lucha que este. Pero, también se ha lanzado a buscar el voto de esa enorme masa de electores descontentos, que hoy están más receptivos a nuestro mensaje y a la posibilidad de que un voto por ella y el PIP sean el mejor instrumento para canalizar su protesta y su afán de un cambio de verdad en la política puertorriqueña.
Todo voto por María de Lourdes y el PIP representa un triunfo, una verdadera victoria para aquel que lo emita y para nuestro pueblo. Mientras más votos obtengan María de Lourdes y los candidatos del PIP, mayor será la presión para atender el tema del estatus e impulsar la descolonización, y más certeza tendremos de un gobierno justo y limpio que responda a las necesidades del país.
Está bueno ya de gobiernos populares y penepés. Tampoco es momento para aventurar con candidatos sin historial de lucha y compromiso por algo o por alguien.
Llegó el momento de votar con la razón y el corazón. Un voto por María de Lourdes y el PIP es un voto con el que se gana de verdad.