Agenda para Vieques
Por:Edwin Irizarry Mora
Secretario General del PIP
El Nuevo Día - Perspectiva
sábado 10 de abril de 1999
A lo largo del siglo XX la presencia militar norteamericana en Puerto Rico se ha intensificado respondiendo a criterios "estratégicos" definidos por las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. La excusa para mantener control sobre gran cantidad de terrenos y sobre las aguas territoriales puertorriqueñas siempre ha sido la presunta "seguridad regional" en el Caribe. Con la culminación de la Guerra Fría este razonamiento se ha tornado cada vez más absurdo. Ciertamente, el papel que juega Puerto Rico actualmente en la geopolítica de la región es uno totalmente distinto al que alguna vez se le impuso. Por eso cada vez se hace más evidente que no existe justificación para mantener las operaciones del Departamento de Defensa norteamericano en suelo puertorriqueño. A principios de la década de 1970, el Partido Independentista Puertorriqueño desarrolló una intensa campaña para liberar a la isla-municipio de Culebra de las prácticas que la Marina de Guerra estadounidense realizaba en sus playas. La militancia del PIP que incluyó el encarcelamiento de Rubén Berrios Martínez y otros dirigentes propició la salida de la Marina de las tierras y costas culebrenses. Probablemente no ha habido evento más significativo en la lucha por la desmilitarización de Puerto Rico en lo que va de siglo.
A pesar del éxito de la campaña por el rescate de Culebra, los norteamericanos determinaron que era importante mantener las instalaciones militares en esa zona, lo que se tradujo en la intensificación de las operaciones en la Base Naval Roosevelt Road, en Ceiba y en las casi 27,000 cuerdas de terreno que ocupa la Marina en la Isla Nena. Como resultado de esta decisión ha aumentado el control sobre las aguas litorales del este de Puerto Rico y de gran parte de las playas viequenses.
Consecuencias del militarismo en Vieques
Las consecuencias de esta política militarista sobre los residentes, los recursos naturales y las posibilidades de desarrollo de Vieques han sido desastrosas. Menos de una tercera parte de los terrenos han estado disponibles para actividades productivas, en un contexto de desempleo crónico. Las aguas del litoral, que durante siglos utilizaron los pescadores para su sustento y cuyo potencial para el desarrollo de una industria pesquera a escala comercial alguna vez fue considerado viable, son las mismas que reciben a diario el bombardeo de los buques de guerra. Los daños a los arrecifes, a las playas y al suelo de la Isla Nena son incalculables. No hay forma de cuantificar el enorme costo que estas prácticas le han significado al acervo de recursos naturales de Vieques.
Para empeorar la situación, todo parece indicar que las décadas de bombardeos y prácticas militares en general, han dejado un saldo aún más grave. La alta incidencia de cáncer, según destacan varies estudios recientes, resulta ser muy sospechosa en el caso de la población viequense. Los casos de cáncer exceden el promedio de Puerto Rico en un 27% y las proyecciones recientes podrian ser de 55% por encima del promedio del pais.
La inmensa mayoría de los puertorriqueños considera que el pueblo viequense no resiste más este atropello. Aún quienes alguna vez argumentaron a favor de la presencia de la Marina en Vieques -por los beneficios que esta traería y que, obviamente, nunca se materializaron- reclaman justicia antes de que resulte demasiado tarde.
Los viequenses no se han cruzado de brazos. Pescadores, maestro/as, amas de casa y personas de todos los niveles socioeconómicos han levantado su voz de protesta. Organizaciones no-gubernamentales, ambientalistas, patrióticas, pacifistas y religiosas han dado la batalla para exigir el cese de los abusos cometidos contra todo un pueblo.
Ante el cuadro descrito es pertinente preguntarse: : ¿Cuál será el beneficio del receptor del "sistema de radar antidrogas" que se localizará en Vieques. Este proyecto -que complementa las torres que ya se construyen en terrenos agricolas de Juana Díaz- sería algo así como la gota que colmaría la copa en la historia viequense.
La agenda
Lo que Vieques necesita es una agenda de trabajo que fomente el crecimiento de su economía y levante el nivel de vida de su gente. Para ello se requiere la elaboración de un diagnóstico de su situación socioeconómica para determinar con qué recursos productivos se cuenta y las necesidades que hay que satisfacer prioritariamente.
La agenda tiene que contener, por lo menos, los siguientes componentes mínimos: el uso adecuado y planificado de las tierras, incluyendo las que hasta la fecha han estado bajo el control de la Marina; un plan de conservación de las costas y playas en armonía con proyectos ecoturísticos de bajo impacto ambiental: un plan de inversiones en proyectos manufactureros, comerciales y de servicios a ser ubicados en el perímetro de la zona urbana -es decir, cerca del puerto- y que sea administrado por un consejo de residentes en forma de cooperativas y; un programa vigoroso de creación de empleos, con énfasis en el adiestramiento a los residentes en los oficios y profesiones que requieran las empresas que se crearían en cada industria.
El plan de usos de terrenos debe evaluar la posibilidad de una producción agrícola diversificada, con tecnología moderna y con énfasis en el autoabastecimiento. Vieques podría ser modelo para otros municipios de un programa de desarrollo agro-industrial sustentable que utilice una buena parte de la mano de obra que hoy dia se encuentra desempleada y sin perspectivas de trabajar en el escenario actual.
El desarrollo del ecoturismo contempla la implantación de un enfoque de participación de los viequenses como empresarios y gestores de actividades económicas innovadoras. Ya existen ejemplos en el Caribe de cómo se puede desarrollar un tipo de turismo en el que los residentes no só1o se autoemplean, sino que se convierten en codueños, guías y guardianes del patrimonio del cual disfrutarán los turistas.
El establecimiento de empresas manufactureras, comerciales y de servicios basadas en proyectos gestados por la misma población y administrados en forma de cooperativas tiene la virtud de que no dependeria de la extensión de subsidios corporativos -que de todas maneras existen y no han dado resultado- sino de la habilidad gerencial y laboral de los viequenses. De ahi su relación estrecha con el programa de adiestramiento sugerido, de tal suerte que sea la fuerza laboral local fa que se beneficie de las plazas de trabajo que se generan en todos los niveles y en todas las capacidades.
Además, deben planificarse los proyectos de infraestructura que sean necesarios y urgentes, y que a su vez sean armoniosos con el enfoque de desarrollo aludido. Esto incluye las instalaciones con la implantación de un programa de salud a la comunidad que integre tanto medidas preventivas como remediativas.
Las ideas expuestas aquí son sólo parte de esa agenda con la que todos debemos comprometernos; el rescate de Vieques. La tarea es impostergable y el compromiso ineludible. Obviamente, en la medida en que la Marina permanezca en las tierras viequenses, la reconstrucción propuestas no podrá materializarse en el futuro previsible.
Nota: El pasado artículo fue publicado antes de que dieran inicio los eventos de Vieques que culminaron con la salida de la Marina de EEUU de esa Isla Municipio. El 19 de abril de 1999 ocurrió la muerte del puertorrqueño, empleado civil de la Marina, David Sanes Rodríguez. El 8 de mayo de ese mismo año Rubén Berríos encabezó los actos de desobediencia civil nuevamente que propiciaron el resultado que ya conocemos.