Hace menos de cuatro meses, el Partido Nuevo Progresista (PNP) llegó al poder con la promesa de atender prontamente el tema del estatus colonial de Puerto Rico. La Comisionada Residente aseguró que crearía “una crisis” en el Congreso. El Gobernador declaró que recurriría al Plan Tennessee. Con el fin de acabar con la “condición desigual y discriminatoria” del ELA, la mayoría parlamentaria en Cámara y Senado aprobó la “Ley para la Descolonización Inmediata de Puerto Rico”, predicando que la no inclusión en el plebiscito de la “insoportable e insostenible” relación territorial era la gran virtud de esa iniciativa. Cuando líderes del PPD acudieron suplicantes ante el Secretario de Justicia de Donald Trump para mendigar el derecho a permanecer como colonia a perpetuidad, denunciaron, severos, esa vocación inmovilista, y aseveraron que el plebiscito iba según aprobado, sin importar el parecer de Jeff Sessions.
Hasta que habló el capataz, condicionando la disponibilidad de $2.5 millones de dinero federal a que se incluyera la actual condición territorial en la papeleta del 11 de junio. Y el PNP, irreversiblemente adiestrado para salivar ante cualquier donativo del norte, aceptó sin chistar la nueva imposición y en menos de lo que toma deletrear Tennessee, hizo saber que su nuevo plan es el del arrodillamiento. Ahora le proponen al país un plebiscito para descolonizar en el que la colonia es opción. Han perdido la gran oportunidad de la confrontación—de hecho, las dos grandes oportunidades. Muchachos de mandado de la Junta de Control y marionetas de Jeff Sessions. ¿Esa es su idea de provocar la “crisis” que los llevará a la “igualdad”?
Ahora, si el PNP ha demostrado que con ellos, una cosa es llamar a Sessions y otra verlo venir, el PPD probó la sabiduría del dicho según el cual hay que tener cuidado con lo que se pide, porque puede ser que lo concedan. Tal y como perseguía su invocación al amo, su venerado estatus actual tendrá que estar en la papeleta…pero sin disfraces ni adornos, justamente identificado como territorio, y con el recordatorio de que no es viable una opción de “ELA mejorado” fuera de la cláusula territorial. Pidieron y les dieron.
La sumisión del PNP crea un escenario completamente distinto al de la convocatoria original al plebiscito. Roza lo caricaturesco llamar “para la descolonización” a una votación que incluye la colonia como opción. Y que nadie se engañe: obedecer a Jeff Sessions no hace al plebiscito vinculante, como algunos quieren hacer creer.
El Partido Independentista Puertorriqueño no participará de esa farsa. Ya desde las vistas públicas de la ley de plebiscito Rubén Berríos había advertido que “no se puede vender la dignidad y voluntad descolonizadora de un pueblo por el plato de lentejas de una exigua aportación federal”. Nuestro llamadoes a tod@s los que creen en la descolonización –independentistas, libreasociacionistas, estadistas indignados por la virazón del PNP—para que respondamos con el boicot a este proceso malformado por la intervención del mismo ánimo colonialista que debe ser combatido. Que sepan en el Norte que aquí queda gente que no tiene precio.
Publicado en El Nuevo Día
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