EDITORIAL: Una cumbre histórica y esperanzadora

Por Dirección de CLARIDAD

Publicado: martes, 14 de abril de 2015

ruben y obama"Que entiendan que existen una América Latina y un Caribe soberanos. Hoy fue un día histórico: vivimos no un cambio de época, sino una época de cambios."

Con estas palabras, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, resumió de forma ejemplar lo que resultó ser el saldo principal de la VII Cumbre de las Américas, convocada por la Organización de Estados Americanos (OEA) y celebrada en Panamá los días 10 y 11 de abril pasados. Desde todo punto de vista, el cónclave fue la demostración victoriosa de una América Latina y un Caribe que continúan afirmando, a cada paso, su voluntad de romper con las trabas que les impusieron el colonialismo, las oligarquías y las dictaduras, y alzarse con voz propia y firme en defensa del derecho a la soberanía, la justicia social y la paz en nuestros países.

 

Ciertamente, estamos ante "una época de cambios" en América Latina y El Caribe. Contrario a los tiempos en que Estados Unidos controlaba con mano de hierro los asuntos de nuestra región, y la OEA era el fotuto de sus políticas y malas prácticas hacia nuestros países, hoy el escenario es diferente. El gobierno de Estados Unidos no controló el debate, ni exhibió el "mollero" de otros momentos. Incluso, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, lució por momentos como un interlocutor incómodo ante los fuertes cuestionamientos al récord histórico y las políticas del gobierno de su país hacia el resto de los países de América y El Caribe. Antes de llegar a Panamá hubo de suavizar su retórica hacia el gobierno de Venezuela y retractarse de su anterior afirmación de que ésta sea una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. Igualmente, hubo de enfrentar la unánime oposición de los delegados a las sanciones de su gobierno contra el gobierno de Venezuela y a los intentos de intervención, desestabilización y deslegitimación del proyecto bolivariano, al que la mayoría de los venezolanos han dado su reiterado respaldo.

Igualmente histórica y extraordinaria fue la participación del compañero Rubén Berríos Martínez, presidente del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), en esta Cumbre, sus múltiples reuniones bilaterales llevando el mensaje de nuestra independencia nacional a presidentes y funcionarios de los distintos países y, sobre todo, su "encuentro informal" con Barack Obama, donde le recordó al Presidente de Estados Unidos la responsabilidad ineludible de su gobierno en el proceso hacia nuestra descolonización. Sin duda, la actividad de Berríos y la delegación del PIP en la Cumbre de las Américas, propiciada por la generosidad del gobierno sandinista de Nicaragua, y de su presidente Daniel Ortega, al nombrar a Berríos como su asesor en asuntos de colonialismo, ha representado un gran paso de avance en la internacionalización del reclamo de Puerto Rico a la independencia, demostrando, una vez más, que la voluntad nacional de nuestro pueblo no se rinde y que no estamos solos en nuestra aspiración a formar parte de las naciones soberanas del mundo. De hecho, la situación colonial de Puerto Rico y el reclamo por la excarcelación de nuestro prisionero político, Oscar López Rivera, formaron parte también de la agenda de la reunión entre el presidente de Nicaragua y el de Estados Unidos durante el cónclave, así como fue reiterada la histórica solidaridad de Cuba con la independencia de Puerto Rico en el discurso de su presidente, Raúl Castro Ruz, al plenario de la Cumbre de las Américas.

La excepcional presentación del Presidente de Cuba fue, sin duda, un gran momento de triunfo para la hermana Antilla, que había sido expulsada de la OEA hacía 53 años bajo la presión del gobierno de Estados Unidos sobre los estados miembros y los gobiernos de entonces. Constituyó también la reivindicación histórica de una trayectoria de principios y sacrificios que culminó con el fracaso de la política de aislamiento que mantuvo el gobierno de Estados Unidos hacia Cuba por más de 50 años. Fue un fracaso adicional del gobierno de Estados Unidos su intento por desmerecer el impacto de la presencia de Cuba en esta Cumbre de las Américas, llevando hasta Panamá los peores elementos entre los mercenarios que se autonombran "disidentes cubanos", entre los que estaba uno de los asesinos del Comandante Ernesto "Che" Guevara, acción que les ganó el amplio repudio de los participantes del cónclave.

Desde todo punto de vista, la VII Cumbre de las Américas en Panamá, fue un triunfo arrollador para la nueva consciencia de los Pueblos de América y El Caribe y para un proceso de integración regional y de solidaridad, con respeto a las diferencias entre nuestros países, que ya despunta como modelo para el resto del mundo.