Víctor García San InocencioEl himno de la Universidad de Puerto Rico ---el que conocemos todos los que la tenemos como Alma Mater---  y cuya letra y espíritu desconocen demasiados guaynabitos gubernamentales, proclama, evoca y convoca al luchador.
 
Es un himno escrito en tiempos muy difíciles para la Patria y para la Universidad con el cual cantando unidos los universitarios, anunciamos Juventud, Amor y Libertad para dar gloria al luchador... honra de la Universidad.
 
La lucha a la que se refiere Don Augusto, su autor, es diversa. Es la lucha por la superación del ser humano y de la Humanidad, la de los que luchan contra la decadencia y obsolescencia: es Juventud del alma y del espíritu. Es la lucha que se enfrenta al odio y a la violencia con Amor. También es la lucha que declara la Libertad. Es el combate creativo contra la ignorancia y contra la pobreza de la demagogia. Es la lucha de quien batalla al sofismo que falsea y deforma el debate y contra el sofista a quien no le interesa la búsqueda, ni el hallazgo de las verdades. Es la pugna inescapable frente al miedo y sus cosechadores maniqueos. Es en suma la lucha contra los gigantes aunque se disfracen de molinos.
 
Cuando creíamos que se había superado la bochornosa "contratación" de guardias de seguridad jóvenes de una compañía de emblemático nombre: Capitol, traídos desde la pobreza "para repartir puños y PATADAS" como dijo uno de ellos, aparece el señor Fortuño con un mensaje traído de la Guerra Fría que evade analizar los hechos y las causas reales inmediatas de este conflicto.
 
La administración Fortuño le ha quitado 93 millones de dólares anuales a la Universidad desviando más de 900 millones del pote del fondo general. De ese pote se destina a la UPR anualmente un 9.7 % de las rentas del gobierno. Como producto de ese tumbe, la jefatura burocrática universitaria necesita cuadrar lo descontado por la administración Fortuño y quieren tomar prestado 100 millones y para pagarlos "mientras sea necesario'',  extrayéndoles la cuota de $800 anuales que muchos de los 50,000 estudiantes no podrán pagar.
 

Los sectores más perjudicados con esta sobretasa contributiva camuflada son la clase media y trabajadora cuyos hijos no cualifican para las becas y cuyos ingresos han menguado por la inflación, los ivus y otras plagas exprimidoras gubernativas. Se perjudica así y se pone en riesgo la viabilidad de que terminen sus carreras muchos estudiantes graduados.
 
Pero hay todavía más: Fortuño y sus propagandistas se aprovechan y no atienden la causa inmediata del conflicto pues, les conviene desviar la atención de la opinión pública del desastre social y económico sin precedentes que atraviesa Puerto Rico, causados en parte por su bochornosa administración. Por ello mantiene criogenizados a los directivos de la UPR cociéndose en su salsa bufa, retando toda aspiración de racionalidad o de intelectualidad para dar un toque patético a la única instancia administrativa la del dúo De la Torre-Rivera, tan pobre  y torpe como la suya propia.
 
Al colmo se llega cuando ahora resulta según este gobierno, que para estudiar en la UPR hay que estar a favor de los aumentos impagables, o si se está en contra hacerlo sin chistar, sin debatir y sin expresarse y si no, ahí están la seguridad doblemente capitolina o la "del mister con macana" a la puerta del salón.
 
La penúltima postura de Fortuño es un desafío a la inteligencia. Según él, esto es SU LUCHA ---imaginen las esvásticas---  es contra un puñado de encapuchados. Aunque todavía nadie se explique como es que habiendo tantos policías y guardias delante no se les hubiese arrestado aquella noche que por casualidad sirvió de pretexto para traer por primera vez en tres décadas al recinto de Río Piedras a la Fuerza de Choque. ¿No será éste un pretexto más para justificar la existencia de esa unidad obsoleta y desacreditada  para no desmantelarla o para no hacer los cambios que el superintendente policial anunció?
 
Es injusto quizás, exigirle al señor Fortuño que entienda algunos de los profundos significados,  valores e historia de más de un siglo de luchas universitarias en la UPR y las de casi un milenio alrededor del mundo. Mientras él y otros pueden ver en la Universidad una fábrica de contratos y de diplomas, los egresados de allí podemos comprender,  ser sensibles y atender otras realidades desde fuera de la burbuja y de las guaynabitadas.
 
El himno de la vida anuncia juventud, amor y libertad y da ciertamente gloria al luchador, honra de la Universidad.